domingo, 29 de abril de 2012

LA NOCION DE PASADO EN CHINA



EL PRINCIPIO

          En todas las culturas, en todas las razas, en todos los seres, en todas las acciones, hay leyes naturales inviolables. La última y primera ley de todas es el principio de las cosas, su comienzo. Antes de ello, nada se sabe. Antes del principio, todo es negativo, al igual que antes del cero, los números parecen deshacerse en un menos uno, menos dos, menos tres, que en realidad, la mente humana no comprende, y tan sólo intuye, acepta o se resigna. Nos interesa el principio de las cosas, el pasado de los hombres y los mitos, es decir, todo aquello que está detrás del presente, que ya nos sucedió.

QUE SIGNIFICA EL PASADO EN CHINA

Nuestra cultura occidental concibe, el pasado como algo que está detrás del hombre, algo que no se ve porque ya se fue, algo que se perdió. Pero si nos situamos en las coordenadas de la cultura china, vemos que ocurre el efecto contrario. En las clases de enseñanza del idioma chino, cuando llega la hora de explicar la concepción del tiempo, uno se da cuenta de que el pasado para un chino es justamente lo que está delante, enfrente del individuo y el futuro lo que está detrás.

De este modo el adverbio temporal antes o anteriormente se dice “yi qian” 以前, en donde qian () asimismo es un término también espacial y que significa enfrente. Lo contrario ocurre con el futuro, pues para decir después se utiliza el yi hou” 以后, cuyo último caracter hou (), signifia también posterior, detrás. Pero además, también se utilizan otro tipo de términos interesantes de destacar. Por ejemplo, el mes pasado, se dice shanggeyue 上个月, o sea el mes de arriba (), y el mes que viene xiageyue 下个月, el mes de abajo ().


El pasado se ve, está frente a nosotros aunque nos alejemos de él, y se sitúa en un punto culminante, es decir, en lo alto, cerca del cielo, en una especie de cima del tiempo. La imagen visual entonces sería como la de alguien que baja una montaña de espaldas, que sigue viendo siempre la cima de la que se aleja por momentos, y que baja a una especie de abismo del que lo ignora todo, el futuro.

LA IMPORTANCIA DEL PASADO

      Vemos cómo el lenguaje es en verdad pensamiento, porque la cultura china efectivamente nunca ha dejado de contemplar el pasado, de verlo de frente, y de utilizarlo y reutilizarlo en su continuo avance del tiempo. La historia está hecha de continuas revisiones, de sucesivas interpretaciones de lo mismo, según las necesidades y requerimientos políticos. En China, la historia de las dinastías anteriores se reescribía continuamente con diferentes matices y versiones en cada nueva dinastía.

         Marcel Granet habla de la figura de la espiral de la historia, es decir, algo que avanza y que siempre retrocede, una figura circular, que constantemente se repite aunque siempre varía. Por ello, el final de una dinastía se asocia con su decadencia, con su corrupción frente a los valores y el mandato de un mal gobierno. Esto justificaba plenamente la entronización de una nueva dinastía y de un nuevo emperador. Este carácter se manifiesta asimismo en el pensamiento chino, pues el taoísmo y el confucianismo han seguido existiendo hasta nuestros días, porque se han ido siempre renovando, es el presente el que recrea el pasado, un pasado sacralizado.

LA FALSIFICACION DEL PASADO

         Cuando los jesuitas en los siglos XVII y XVIII fueron a China, descubrieron que había una serie de obras historiográficas que se remontaban con una gran precisión a la antigüedad. Esas obras daban una imagen de China como la de un gran imperio, de una gran antigüedad. Incluso dice un comentarista que en China, se sabía tanto más sobre la remota antigüedad cuanto más alejado se estaba de su historia.

          Hoy sabemos que todo aquello no era cierto, se trataba de una reconstrucción, un conocimiento especulativo y no basado en la información y en los datos objetivos. Esa imagen de una gran China unida respondía a delirios imperialistas que brotaron a partir del siglo III a.C, con la dinastía Han, y al empeño de las familias nobles por prolongar el pasado y sus árboles genealógicos remontándose a sus orígenes por héroes míticos. Para ello fundamentaban de manera histórica con fechas, lugares y nombres de manera muy realista.

      Esto ocasionó que todos los héroes y dioses legendarios perdieran su estatus mitológico y se convirtieran en emperadores terrenales con su corte, su administración y todas sus pertenencias. Pero esa “historia estaba ya escrita”, simplemente es una modificación del pasado. Esta tendencia a sacralizar el pasado siempre ha existido en China, y todavía hoy esos emperadores “pseudo históricos” han sido y son modelos de un gobierno ideal.

           Aunque gracias a la sinología moderna se ha esclarecido más o menos la historia, no sabemos a ciencia cierta si los emperadores de la más remota antigüedad fueron o no reales, si existieron verdaderamente. Parece que en China el mito esta fuertemente imbricado a la Historia, pero se ha llegado a la conclusión general de que entramos en un terreno histórico propiamente dicho a partir de mediados del segundo milenio (alrededor del 1.500 a.c.) con la dinastía Shang.

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