sábado, 5 de mayo de 2012

EL HEROE Y EL DILUVIO UNIVERSAL




Cada etnia, cada grupo social, necesita a sus héroes, personas que se forjan en la lucha que les opone a otros pueblos, a otras clases, a otros tiempos. En los orígenes el Hombre en general no distinguía entre espíritus malos y buenos, pues el paso de uno a otro era fácil si no se realizaban los ritos adecuados. Había dos clases: Los espíritus del Cielo y la Tierra (Shen yQi) que son dioses protectores y poderosos, espíritus benéficos que a veces, eran hombres que se habían trasladado donde habitan los dioses. Y por último los Demonios (Gui) que son seres con historias muy precisas de sufrimiento y que vuelven a nuestro mundo con sed de venganza. Ellos en principio no son visibles pero pueden aparecer en los sueños o en ciertos períodos excepcionales, también pueden manifestarse por gritos y lágrimas, en la propia naturaleza, o en forma de preciosas mujeres.

El Héroe es un hombre de acción no de reflexión. Es un personaje central que toma a su cargo los dolores del pueblo. Se dedica a poner el mundo en orden, sacrificando su persona y los suyos. El tono no de sus hazañas no es lírico sino épico.

El primer héroe universal a toda China es Yu el Grande 大禹 y fue el sucesor de Huang Di y el fundador de la Dinastía mítica Xia. Accedió al trono en el 2207. Es además el protagonista del mito del diluvio universal en China, en la que sin embargo, sufre una ligera variación, el centro de atención no son las torrenciales lluvias sino el desbordamiento de los ríos, un fenómeno familiar a la geografía china. Según una la leyenda registrada en el Shujing o Libro de la Historia1:

“Hubo un tiempo, en el que las vastas aguas llegaron hasta el cielo, depasaron las colinas, abrazaron las montañas. Entonces Gun (cuyo nombre significa gran pez) fue el encargado de poner orden sobre la tierra, un gavilán y una tortuga le enseñaron a hacer diques, pero el agua seguía subiendo hasta que alcanzó las tierras vivientes del Señor de lo Alto. Este, lleno de cólera, ordenó a Zhuyong, ministro de justicia, matar a Gun. Le dió muerte en el monte Yu. El cadáver fue expuesto tres años sin corromperse. Pero le abrieron de un golpe de sable y Yu salió. Gun se transformó en un pez (o en un dragón según otra versión) y se arrojó al Río Amarillo (Huanghe).” También se habla de cómo su madre ingirió una perla divina y concibió a Yu.

“Yu, fue sucesor de Gun, encargado de ordenar la tierra, controlar las aguas y de establecer las nueve provincias chinas, venció a las nubes y a la lluvia en el Monte de Nubes y de Lluvia. No intentó poner diques sino encauzar las aguas [...] Yu llegó a hacer una brecha en las montañas de Longmen y abrir el desfiladero de Mengmen, por donde las aguas se canalizaron”.

En otra versión, compuesta y arreglada por Rémi Mathieu utilizando todos los diferentes textos antiguos, encontramos una leyenda un poco más coherente:

Yu era alguien perspicaz, servidor, capaz y laborioso. Ordenó a todos los señores y a muchísimas familias a proceder a la división de las tierras (las nueve provincias mencionadas anteriormente). Recorrió todas las montañas, hizo incisiones en los árboles, determinó los montes venerables y los ríos nobles (parece además que fue el que midió la tierra). Como estaba sumamente afectado por el fracaso de su difunto padre Gun, que había recibido un castigo, se dedicó durante más de treinta años a intentar reparar ese error que él no había cometido. [...] y no volvió a su casa durante todo ese tiempo. Sus instrumentos principales: en la mano izquierda, un nivel y una cuerda y en la mano derecha, un compás y una escuadra.

Cuando volvió a casa, sus dedos habían perdido las uñas, tenía un ataque de parálisis que le dejó hemipléjico y arrastraba una pierna. Por eso ejecutaba las danzas chamánicas vestido con una piel de osos que se llamarían después El Paso de Yu (que será una danza ritual taoísta). Gobernó después en calma y en paz. “

Es curioso que en esta leyenda, comparado con todas las leyendas del diluvio, no se concibe la inundación como un castigo divino, sino que se consideran fenómenos de una naturaleza salvaje. La labor de Yu el Grande, fue la de ordenar la Tierra, canalizar las aguas, dividir el mundo, medir el espacio. Vemos pues, como ya desde los orígenes prehistóricos, es decir, antes de la Historia, la canalización de las aguas era un tema primordial. Canalizar las aguas es lo opuesto o la antítesis de obstaculizarla, de oponer resistencia.

Sin entrar a considerar la veracidad histórica, lo importante es reconocer la significación simbólica que expresan en las tradiciones y en los mitos. El diluvio se distingue, entre otros cataclismos, por su carácter no definitivo. Es un paso, un “Signo de la regeneración y germinación” de la vida humana, que se debe disolver a fin de poder reaparecer. Si las formas no fuesen reabsorbidas y regeneradas, estas se desmoronarían, agotarían sus posibilidades creadoras y se extinguirían definitivamente. Frente a la regresión lenta a formas subhumanas, el diluvio trae la reabsorción instantánea en las aguas, donde los pecados se purifican y nace la nueva humanidad regenerada.


1Ver Legge, Shujing, Yiji, p.77.

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