EL
PRINCIPIO
En todas las
culturas, en todas las razas, en todos los seres, en todas las
acciones, hay leyes naturales inviolables. La última y primera ley
de todas es el principio de las cosas, su comienzo. Antes de ello,
nada se sabe. Antes del principio, todo es negativo, al igual que
antes del cero, los números parecen deshacerse en un menos uno,
menos dos, menos tres, que en realidad, la mente humana no
comprende, y tan sólo intuye, acepta o se resigna. Nos interesa
el principio de las cosas, el pasado de los hombres y los mitos,
es decir, todo aquello que está detrás del presente, que ya nos
sucedió.
QUE
SIGNIFICA EL PASADO EN CHINA
Nuestra
cultura occidental concibe, el pasado como algo que está detrás del
hombre, algo que no se ve porque ya se fue, algo que se perdió. Pero
si nos situamos en las coordenadas de la cultura china, vemos que
ocurre el efecto contrario. En las clases de enseñanza del idioma
chino, cuando llega la hora de explicar la concepción del tiempo,
uno se da cuenta de que el pasado para un chino es justamente lo
que está delante, enfrente del
individuo y el futuro lo que está
detrás.
De
este modo el adverbio temporal antes o anteriormente se dice “yi
qian” 以前,
en donde qian (前)
asimismo es un término también espacial y que significa enfrente.
Lo contrario ocurre con el futuro, pues para decir después se
utiliza el “yi
hou” 以后,
cuyo último caracter hou (后),
signifia también posterior, detrás. Pero además, también se
utilizan otro tipo de términos interesantes de destacar. Por
ejemplo, el mes pasado, se dice shanggeyue 上个月,
o sea el mes de arriba
(上),
y el mes que viene xiageyue 下个月,
el mes de abajo
(下).
El
pasado se ve, está frente a nosotros aunque nos alejemos de él, y
se sitúa en un punto culminante, es decir, en lo alto, cerca del
cielo, en una especie de cima del tiempo. La imagen visual entonces
sería como la de alguien que baja una
montaña de espaldas, que sigue viendo
siempre la cima de la que se aleja por momentos, y que baja a una
especie de abismo del que lo ignora todo, el futuro.
LA
IMPORTANCIA DEL PASADO
Vemos cómo el
lenguaje es en verdad pensamiento, porque la cultura china
efectivamente nunca ha dejado de contemplar el pasado, de verlo de
frente, y de utilizarlo y reutilizarlo en su continuo avance del
tiempo. La historia está hecha de continuas revisiones, de sucesivas
interpretaciones de lo mismo, según las necesidades y requerimientos
políticos. En China, la historia de las dinastías anteriores se
reescribía continuamente con diferentes matices y versiones en cada
nueva dinastía.
Marcel Granet habla
de la figura de la espiral de la historia, es decir, algo que
avanza y que siempre retrocede, una figura circular, que
constantemente se repite aunque siempre varía. Por ello, el final de
una dinastía se asocia con su decadencia, con su corrupción frente
a los valores y el mandato de un mal gobierno. Esto justificaba
plenamente la entronización de una nueva dinastía y de un nuevo
emperador. Este carácter se manifiesta asimismo en el pensamiento
chino, pues el taoísmo y el confucianismo han seguido existiendo
hasta nuestros días, porque se han ido siempre renovando, es
el presente el que recrea el pasado, un pasado sacralizado.
LA
FALSIFICACION DEL PASADO
Cuando los jesuitas
en los siglos XVII y XVIII fueron a China, descubrieron que había
una serie de obras historiográficas que se remontaban con una gran
precisión a la antigüedad. Esas obras daban una imagen de China
como la de un gran imperio, de una gran antigüedad. Incluso dice un
comentarista que en China, se sabía tanto más sobre la remota
antigüedad cuanto más alejado se estaba de su historia.
Hoy
sabemos que todo aquello no era cierto, se trataba de una
reconstrucción,
un conocimiento especulativo y no basado en la información y en los
datos objetivos. Esa imagen de una gran China unida respondía a
delirios imperialistas que brotaron a partir del siglo III a.C, con
la dinastía Han,
y al empeño de las familias nobles por prolongar el pasado y sus
árboles genealógicos remontándose a sus orígenes
por héroes míticos. Para ello
fundamentaban de manera histórica con fechas, lugares y nombres de
manera muy realista.
Esto ocasionó que
todos los héroes y dioses legendarios perdieran su estatus
mitológico y se convirtieran en emperadores terrenales con su corte,
su administración y todas sus pertenencias. Pero esa “historia
estaba ya escrita”, simplemente es una modificación del pasado.
Esta tendencia a sacralizar el pasado siempre ha existido en China, y
todavía hoy esos emperadores “pseudo históricos” han sido y son
modelos de un gobierno ideal.
Aunque
gracias a la sinología moderna se ha esclarecido más o menos la
historia, no sabemos a ciencia cierta si los emperadores de la más
remota antigüedad fueron o no reales, si existieron verdaderamente.
Parece que en China el mito esta fuertemente imbricado a la Historia,
pero se ha llegado a la conclusión general de que entramos en un
terreno histórico propiamente dicho a partir de mediados del segundo
milenio (alrededor del 1.500 a.c.) con la dinastía
Shang.
No hay comentarios:
Publicar un comentario